jueves, 8 de marzo de 2018

Huelga feminista internacional día 8 de marzo

Suelo utilizar este blog como vía de escape, como forma de ocio, sin ningún tipo de pretensión. Este blog no va de nada y va de todo, sobre todo de lo que me gusta. Pero no soy una activista de nada. Tengo mis ideas, mis convicciones, mis principios y mi ética y siempre ha sido así. Mi marido dice que si fuese un personaje de rol, sería una paladina.

Llevo todo 2017 leyendo y compartiendo noticias y artículos de opinión especialmente sobre tres temas: feminismo, orientación sexual e identidad sexual.

Como mujer, he crecido en un ambiente consciente de la discriminación (desde muy pequeña, mi padre me decía que estudiase mucho porque muchas profesiones se me iban a vetar por el simple hecho de ser mujer y en el resto me pedirían más que a ellos para destacar). Con el paso del tiempo, especialmente como estudiante, siempre me creí igual porque las notas eran las notas. No había otro medidor ni otra recompensa. Todo cambió al acceder al entorno laboral y, cuanto más he leído, más discriminaciones machistas he encontrado a mi alrededor. ¿Por qué? Porque tenía el machismo interiorizado y no podía arrancarlo de raíz; yo era parte del todo. No era mi abuela con sus pensamientos del siglo pasado, pero tampoco era una mujer libre ni liberada. 2017 ha sido, sin duda, el año del feminismo. Ha estado en boca de todos y si algo es el signo definitivo de esa presencia es que hasta las grandes marcas han usado consignas feministas para sus camisetas.

En cuanto a orientación sexual e identidad sexual, sí que conozco a personas homosexuales que hablan mucho sobre el tema y sobre la discriminación, los insultos, las palizas… Y me parece terrible. Y, cuando mi hija, con dos años, repetía a todas horas y allá donde fuese que era una niña, que era una niña, que ellA era una niñA… Vi que había algo dentro de ella que despertaba y que nunca nadie cambiaría: la identidad sexual. Me enteré de tristes sucesos, de suicidios de menores transexuales, de niños designados niñas en el nacimiento y al revés, que pugnaba por decir que eran lo que nadie más veía y que nadie les escuchaba; que se agarraban a los estereotipos que les colocaban en el sexo que ellos sentían… Y que llegaban a la adolescencia sin el apoyo de sus padres, compañeros ni profesores. Sufrían acoso y, finalmente, se suicidaban porque poco a poco les habían matado.
Sobre orientación e identidad sexual no descarto hablar más en el futuro porque son temas que despiertan enormemente mi interés, aunque hoy por hoy no me vea afectada por este tipo de discriminaciones. Pero ya he abierto la caja de Pandora.

Así que, de nuevo, volviendo al feminismo, sin ser activista sí me considero activa y me gusta hablar del tema. Sobre todo, con gente de mi entorno.

Hoy se ha convocado una huelga de 24 hrs con carácter general, aunque las asociaciones feministas piden a los hombres que no se unan para que se vea “el hueco”, que se vea que somos la mitad de la población y un poquito más. Y que sólo se unan para que dejando su puesto de trabajo se vea que van a casa para ocuparse de su cuidado y el de los niños y mayores, tareas que realizan mayoritariamente mujeres pero que no se visibilizan ni se les da importancia en absoluto. Se trata de una huelga laboral pero también de cuidados, de consumo y estudiantil.
Algunos sindicatos, encima los más conocidos, opinan que esto es “demasiado”. Les parece demasiado convocar una huelga general así, “de repente”, para denunciar la brecha salarial o el techo de cristal. Quizá, en lugar de reclamar ese 15 % de menos que las mujeres cobran ocupando el mismo puesto que los hombres, sería mejor reclamar sólo un 4 % “para ir empezando”. Por eso los paros de dos horas, supongo…
Esta huelga ha tenido muy poca cobertura mediática. Es cierto que no soy de leer periódicos ni de encender la televisión, pero tengo muchos amigos y compañeros compartiendo a diario noticias sobre todas las causas que les hacen moverse (una de ellas suele ser el feminismo) y no he visto mucho movimiento sobre este tema. Así que, cuando vi un vídeo de Marta Flich me dije: “¿Qué está pasando y por qué no tengo ni idea?” Empecé a investigar y a hablar con amigas y familiares que suelen estar al día de esto y que me ayudaron a buscar información.

Yo no veía hacer un paro de dos horas durante mi jornada laboral de cuatro. No veía entrar a la oficina a las 11:00h y salir a la calle a las 11:30h, bajo el escrutinio de todos y todas, para subir a las 13:30h a oír murmuraciones y miradas entre miedo, asombro y envidia (porque nunca se sabe). Había oído en algún sitio también que la huelga era de 24 hrs pero, si UGT y CCOO no la respaldaban, ¿quién lo hacía?
Desde la Confederación Nacional del Trabajo lamentamos profundamente la labor de manipulación que tanto CCOO como UGT están realizando en numerosos centros de trabajo, dando a entender que sólo es legal su convocatoria de paros de dos horas. Llamamos a todas las trabajadoras y trabajadores a que combatan estas mentiras que socavan el éxito de la huelga feminista y difundan en la medida de sus posibilidades la legalidad de la convocatoria de huelga general de 24 horas legalizada por CNT y otras centrales sindicales.” Lo leemos aquí.

Así que ahí estoy, subida en el carro de la huelga de 24 hrs.
Si alguien me pregunta por qué, es que no sé ni cómo explicarme, de tan obvio que me parece.

En primer lugar, es un ejercicio de coherencia personal. Con lo que he estado hablando y compartiendo durante un año y también con mis propios principios. No puedo declararme feminista y después seguir trabajando en un puesto en el que he sido y soy discriminada. A ver, por supuesto que puedo. Tengo muchas amigas y compañeras que hoy siguen en sus puestos por miedo, por poca capacidad económica y por un sinfín de circunstancias. No las critico, las apoyo. Es difícil vencer esa barrera. El miedo es poderoso y paralizante y de eso se valen quienes tienen el poder. Todos somos presos de nuestras circunstancias y este viaje no se hace en un día. Además, a pesar de que sean ilegales, sabemos todos cuáles pueden ser las represalias y tenemos que estar dispuestos a aceptarlas. Cuando has hablado con un abogado y te ha dicho que tu caso es un claro ejemplo de mobbing pero que sin pruebas escritas y un informe de un psicólogo forense difícilmente te dé la razón ningún juez, sabes perfectamente que la ley es una cosa y la realidad es otra. Cuando has pasado una baja de dos meses y medio (y te la querían mantener pero tú querías salir a luchar, sin tratamiento de ansiolíticos y terminando lo antes posible el tratamiento psicológico) por ansiedad, sabes lo que es el miedo, claro que lo sabes. Pero precisamente cuando emprendes un viaje a pie, porque este es un viaje a pie y no en un asiento de cuero de clase business, acabas muy fortalecida. Mi mente no es la que era, conozco el poder de las palabras y no le doy ese poder a los demás.

También hay quien se pregunta por qué ahora, y yo me digo: ¿por qué más tarde? ¿a qué hay que seguir esperando? ¿no se ha creado suficiente conciencia como para dejarlo correr precisamente ahora?

Ya hemos tenido paros simbólicos en el pasado.
Ya hemos escuchado muchas tonterías...
Según elPP, partido que gobierna en España, esta huelga es “de élites feministas pero no de mujeres reales con problemas cotidianos”. Por supuesto que las mujeres inmigrantes “ilegales”, las mujeres no dadas de alta (el sector de la limpieza en el hogar y el de cuidado de ancianos en el hogar a la cabeza, en los que no conozco a hombres), las mujeres que sufren una tremendísima discriminación en su trabajo y las que tienen una situación tan precaria que no pueden prescindir de un día de sueldo no secundarán la huelga. Yo me pregunto: ¿qué hace el gobierno por ellas? ¿Por qué no hablan más a las claras por qué los derechos se recogen en el papel pero no se trasladan a esas mujeres reales con problemas cotidianos?
El asqueroso derecho a importunar: “Esta justicia expeditiva ya tiene sus víctimas: hombres sancionados en el ejercicio de su oficio, obligados a dimitir […] por haber tocado una rodilla, intentado dar un beso, hablado de cosas intimas en una cena profesional o enviado mensajes con connotaciones sexuales a una mujer que no sentía una atracción recíproca
Y la falsa creencia de que ya se ha conseguido la igualdad… En muchos casos porque las mujeres que sí tienen un buen cargo y poder se olvidan de que quizá ellas no han sido discriminadas pero otras sí lo son (volvemos al tema de tener privilegios, no reconocerlos y de la dificultad de deshacerse de ellos).
(…) la socióloga Cristina Hernández, que ha rescatado el síndrome de la abeja reina para evidenciar la problemática del manifiesto. Hernández indica que las que lo padecen  “son mujeres con éxito en ámbitos masculinos” que reniegan de la sororidad. “Como ellas han llegado al poder creen que todos pueden hacerlo, olvidando los obstáculos de clase social y género que sufrimos el resto“, apuntaba en su hilo de Twitter. Las socióloga destaca que estas suelen ser mujeres ciegas ante la discriminación de clase y género y se empeñan en hacer responsables al resto de féminas de las desigualdades que sufren.
Aunque esta falsa creencia, para quienes tienen oídos, es fácilmente es desmontable.
Los hombres de mi generación son otra cosa, dice. "Ya están educados de otra forma". Le respondo escéptica. "Sí, abuela, pero quién sigue cuidando, quién coge las excedencias, quién se queja de los horarios absurdos, de las reuniones a deshora, quién se agota teniendo mil cosas en la cabeza". "Es verdad, claro que no tenemos igualdad", sigue ella.
La gente está harta.
 La contundencia del respaldo a la huelga, convocada por organizaciones feministas, habla del hartazgo social por la discriminación de las mujeres y del elevado nivel de concienciación sobre lo que ocurre, ya que el 80% considera que en España predominan los comportamientos machistas, un porcentaje más alto todavía cuando se pregunta a mujeres (87%) frente al 72% de hombres, según datos de la encuesta sobre desigualdad realizada por Metroscopia para EL PAÍS con 1.500 entrevistas telefónicas entre el 28 de febrero y el 2 de marzo.

Curiosamente, por una vez España (y Francia) es pionera en una huelga de este tipo.
Nuestro país es, en este caso (y en este año), la avanzadilla del movimiento. Por eso mismo medios europeos y latinos se hacen eco de nuestra propuesta, mientras que en los medios españoles no resuenan las noticias sobre las huelgas del resto de regiones.

Hay muchas, muchas razones para sumarse.

El trabajo invisible, el no remunerado, el ni siquiera agradecido.

Para muestra, el escrito de Patricia Escartín, médico de familia… Una muestra con muchos ejemplos de entre cientos que debe tener en su memoria:
“Hay días que creo que ya no puedo más”. Lo dice Pilar, al despedirse. Cuidadora de su padre, completamente dependiente. De su tía, “semi-válida”. De su marido, de sus hijos. Tres años estuvo sin apenas salir de casa, al cuidado de su madre, hasta que esta falleció.
“No, doctora, no me puede dar la baja, no tengo contrato. Ya aguanto”. Graciela trabaja como interna en un domicilio particular. Cuida, limpia, cocina, todo. Todo para mandar dinero para su casa, al otro lado del océano.
—¿No está el doctor hoy, que han dejado a las chicas?
—No, no nos ha dejado a las chicas. Hoy le atienden dos médicas. No se quejará… —médica sustituta y médica residente suspiran. Sonríen displicentes. Una más… Otra más…

“Ay, no doctora, eso de las medicinas y las visitas a los especialistas se lo pregunte a mi mujer/madre/hermana, que es la que lo sabe”. Mariano tiene 70 años. Jesús, 20. José Luis, 81. Ninguno, nunca, se ha hecho cargo de nada en casa. “En casa las que mandan son ellas, jajajaja”.

O el fabuloso comic “Me lo podrías haber pedido”, por el que la carga mental en las parejas heterosexuales suele recaer siempre en el mismo lado. Es un buen examen de la pareja mostrarle este cómic a él. Si no lo entiende o se enfada, supongo que aún no ha pasado por esa etapa de reflexión, aceptación y cambio.

La violencia machista, que por su peso tiene que llamarse así, sin medias tintas. Ni de género, ni en el ámbito familiar, ni nada. Es cierto que niños y ancianos son también blanco fácil de la violencia dentro del ámbito familiar, pero basta echar un vistazo rápido a las estadísticas para entenderlo todo.
“La violencia sí es de género y no ‘de pareja’: sólo en 2017, 48 mujeres fueron asesinadas por sus parejas. Según los datos publicados por el Consejo General del Poder Judicial en su Informe sobre víctimas mortales de la Violencia de Género y de la Violencia Doméstica en el ámbito de la pareja o ex pareja (en este caso del año 2013, último año disponible), las víctimas mortales masculinas no fueron más de 10 entre 2007 y 2013 (cinco de estos asesinatos, además, fueron cometidos por hombres). En ese mismo periodo de tiempo fueron asesinadas 443 mujeres. Esto supone que las muertes violentas que han sufrido los hombres a manos de mujeres apenas alcanzan el 1,1% frente al 98,9% de mujeres asesinadas.”

Porque hace veinte años de la muerte de Ana Orantes, que marcó "un antes y un después". Pero, como dice el gobierno, “no existe un problema de reconocimiento de derechos, sino de trasladar los derechos reconocidos al día a día de mujeres y hombres” (que no hablan de violencia machista, pero es que esto es un todo). Que se lo digan a todas las Ana Orantes que han venido después.

La feminización de determinadas profesiones. Muchas veces, porque se da por hecho que las mujeres son más válidas para enseñar a niños pequeños, para cuidar o para limpiar, sin pensar en que se nos ha dirigido hacia esas profesiones y no es una elección natural basada en una realidad biológica. ¿Por qué mi hija me dice que quiere ser profesora pero me pregunta con timidez si PUEDE ser inventora?
Por ejemplo“Solo un 7% de las niñas se ven como científicas en el futuro”

Muy interesante: “El colegio de primaria Pompeu Fabra de Barcelona activa los servicios mínimos al secundar todas las maestras la huelga feminista” y “"A la hora de decidir sobre la huelga tuvimos una contradicción: ¿se habrán quedado en casa muchas madres del colegio cuidando a sus hijos? Seguro"
Hoy en la fila del cole, mi hija se ha unido a ocho compañeros en lugar de a los habituales veinticuatro. Lo que muchos hemos pensado en la puerta: “Las mamás que se hayan quedado en casa habrán decidido no traerlos”. Es contradictorio, pero nuestra sociedad lo es y vamos poniendo parches. Hoy la tutora de mi hija ha secundado la huelga y me alegra infinitamente porque sé que está siendo educada en valores. Y quiero igualdad para mis hijas.

La cultura de la violación. Porque es INAUDITO, de verdad, que estamos en 2018.
Mucho se ha hablado de esto, de los abusos y del acoso, de ahí las campañas del #metoo y del innecesario #notallmen.

A pequeña y a gran escala, es todo injusto y terrible. Pero lo de la cultura de la violación y la culpabilización de la víctima es ya un tema flagrante. Que si qué llevaba puesto, que si por qué tonteaba con él, que si no sabe elegir más que indeseables…
“La investigación de la organización británica Haven, que brinda apoyo a mujeres violadas, señaló que muchas de las mujeres encuestadas consideran que algunas víctimas de violaciones deberían asumir una cuota de responsabilidad en el hecho.
Entre las mujeres que les atribuyeron parte de la culpa a las víctimas, el 75% dijo que si una mujer accedió a ir a la cama con el agresor antes de producirse el ataque, debe aceptar una cuota de la responsabilidad.
Poco más del 33% que así piensa culpó a las víctimas por vestir atuendos provocativos o ir a la casa del atacante para tomar una bebida.”
Ha surgido en España el #yositecreo por el famoso y repulsivo caso de los Sanfermines de 2016.
“Según han continuado, "la violencia sexual es violencia machista y como tal debe ser considerada". "Este juicio es un ejemplo claro de lo que significa la cultura de la violación", han señalado, para recordar que "hace una década vivimos el proceso judicial por el asesinato de Nagore Laffage", un juicio, en su opinión, "injusto" y que "desprecia los derechos de las mujeres, ya que se le concendió la credibilidad absoluta al acusado".
Pero es que hay motivos para temer que una mujer de 18 años, víctima de cinco tipos enormes y a la que además dejan tirada y SIN MÓVIL (¿para qué? ¿para que no comparta la maravillosa experiencia por whatsapp con sus amigas?), sea juzgada culpable socialmente y también judicialmente. Si no, véase el caso de Rosa Elvira Cely.

La brecha salarial, el techo de cristal, la discriminación en los procesos de selección, el castigo a las madres y a las madres que se acogen a sus derechos de conciliación… Dentro de mi sector soy una persona que no cobra mal, eso está claro. Y tengo una jornada que me permite disfrutar de mis hijas y, después de atravesar un 2015 muy duro, una auténtica crisis personal y laboral, puedo decir que hoy soy otra persona.

Pero eso no quita que yo o gente de mi alrededor (sigo hablando de mujeres) sigan escuchando estas frases, 100% verídicas y de primera mano:

* ¿Cuántos años tienes? ¿Y estás casada? Buf, pues con 28 años estarás deseando tener hijos.
* ¿Estás embarazada? Por lo menos no das a luz en temporada alta.
* ¿Estás embarazada? Con la edad con la que te contraté no creí que me fuese a enfrentar a este problema.
* Mañana quien quiera que haga huelga, pero que se quede en casa también el 9.
* Es una desagradecida que en esta empresa no ha hecho más que parir.
(testimonio) Mientras yo le hacía preguntas a mi jefe, cuando me contestaba miraba a mi compañero como si yo no estuviese allí ni hubiese hecho la pregunta.

Y una puede sumarse de muchas formas diferentes.

Hoy hay en Madrid una marcha que parte desde Atocha a las 19:00h y que terminará en Plaza de España. Puede que no hagas la huelga, pero puedes manifestarte de muchas otras maneras.
Si sales a la manifestación pero no haces huelga, serás una “lista” porque protestas sin que te duela el bolsillo. Si haces huelga pero no vas a la manifestación, serás una “cara” que protesta con todas las facilidades desde su sofá (eso me dijeron cuando, embarazada, secundé la huelga contra la reforma laboral pero no asistí a la manifestación por miedo a recibir algún golpe o verme aplastada entre el tumulto). Siempre lo harás mal, parte de ese punto.

Si no quieres salir a la manifestación o no puedes (porque hay quien no puede delegar en maridos – que no tienen o que están fuera – o en abuelas – que también están llamadas a la huelga –), también puedes relajarte hoy en casa. Ni una lavadora (aunque las lavadoras sean tuyas y el baño suyo). No hacer ni comprar cena. Seguro que se puede picotear fruta, frutos secos y yogur como en un buffet de hotel.

También puedes simplemente tomarte unos minutos para reflexionar. Para ver si tienes privilegios, para ver si eres una afortunada. Para ver qué falla y que puedes cambiar en ti y en tu entorno.

Yo sé que soy una afortunada porque a pesar de haber dinamitado mi carrera profesional con dos embarazos, dos permisos de maternidad, excedencia y reducción de jornada, otras mujeres (y otras familiares) no pueden plantearse prescindir de su sueldo para conciliar su vida laboral y su vida familiar, repartir su tiempo entre sus aspiraciones profesionales y el tiempo de calidad con sus hijos. Yo sé que soy una privilegiada porque aunque en mi país aún se sufre violencia obstétrica no he nacido en África o en India.
Pero he cambiado también muchas cosas en el camino. He dicho machistadas de las que hoy me avergüenzo profundamente. Tanto, que no puedo ni escribirlas en este blog anónimo.

Y estoy orgullosa de haber abierto los ojos de muchas personas a mi alrededor además de, por supuesto, haber abierto mi propia mente. No callar ante los micromachismos (que no por micro no dejan de ser un programa bastante macro) es una forma de reivindicación también:

* ¿Me estás diciendo que si tienes una hija no le vas a dejar volver a las tantas de la mañana pero a tu hijo sí? ¿No te parece suficiente con la discriminación que va a sufrir en la calle como para discriminarla dentro de casa?
* No repitas eso de “qué habrá hecho para llegar donde está”, porque presupones que no ha trabajado duro y que se ha prostituido.
* No repitas eso de “yo ayudo en casa”. Si haces tu parte, haces tu parte. Así que dilo como es.
* ¿Cómo puedes decir que “esa tía está buena” si es una cría? Ni será mayor de edad (16 años frente a 25… ante la respuesta de “todo lo que sangra es caza”, se acabó el diálogo y la amistad)

Me enorgullece que mis amigos también vayan avanzando en todos estos aspectos, sobre todo los hombres que, volvemos a las mismas de antes, por privilegiados a veces no ven tan claro el problema. Hoy paran los chistes machistas y las fotos sexistas en los grupos de whatsapp.


Mi agradecimiento a Aitor Sánchez, de “Mi dieta cojea”, por poner palabras a algo que yo no suelo poder explicar cuando explico por qué TODAVÍA y HOY es necesario el feminismo.

“Siempre que debato con otros hombres sobre el feminismo ayuda mucho la perspectiva de #AlRevésNoPasa. A mí me ayudó mucho a ser consciente de nuestros privilegios. Y quiero que veáis algunos ejemplos:
No debería ser un problema que es una empresa / entrega de premios / asociación / asamblea profesional aislada... haya más hombres destacados, pero es que #AlRevésNoPasa.
Hay muchos hombres mediocres en puestos directivos, en cargos de representación, dirección de empresas, pero es que #AlRevésNoPasa.
Tú te vuelves tranquilo a casa,
Tú terminas una conferencia y no comentan tu ropa por encima de tu intervención,
Tú eres el que todo el mundo presupone que dirige la empresa,
Tú eres al que mira el camarero al apuntar la comanda,
Tú eres al que le traen la cuenta tras cada comida,
Tú eres al que le explica el carpintero de la reforma cada cosa,
Tú eres el que no está discriminado solo por el hecho de ser hombre,

Y #AlRevésNoPasa
Y si se os vienen a la cabeza excepciones, son precisamente eso: excepciones anecdóticas ante una norma.”
Será porque sigo teniendo interiorizado lo de no vociferar, esperar mi turno, etc. Cosas que las buenas chicas aprenden pero los chicos no, porque ellos viven en el “quién es el más fuerte (o el que más grita) del corral” en el que esta mierda de sistema también los ha sepultado.
Porque aún sigo viendo muestras de interrupciones amujeres y mansplaining por doquier.

Mi agradecimiento a todos los hombres que hoy se hanhecho a un lado para hacernos más libres y más protagonistas.
“Creemos que lo que nos están pidiendo nuestras compañeras es precisamente que pensemos nosotros qué hacer con todo esto, que escuchemos activamente; preguntar no puede ser la manera de seguir sin responsabilizarnos. Dime que te molesta que no esté limpio el baño y yo lo limpio, pero si no me lo dices no lo sé. No, esto no va así, esto se trata de que te moleste a ti que el baño esté sucio, de que te responsabilices de lo que pasa a tu alrededor, no de si el baño está limpio o no, sino de que te hagas cargo, de que lo incorpores como algo tuyo, de que te involucres, pero no por ceder a los deseos de otra persona.
“Por eso os proponemos que empecemos a pensar qué hacer el 9 de marzo y olvidarnos un poco de la preocupación de si el feminismo nos deja o no espacios como personas, si es una lucha de todos o solo de las mujeres, si nos ataca o no nos ataca, si es mejor ese o aquel modelo de masculinidad que hemos leído en un libro o hemos escuchado en la radio.

Así que así estoy pasando mi mañana, en casa, en modo protesta.
Y no me quedo para tener un día adicional de vacaciones (porque no me lo pagan). Tampoco me quedo para poner lavadoras ni preparar táper. Tampoco me quedo para que mis hijas disfruten de un día sin cole ni para hacer trámites burocráticos. Me quedo para ser pesada. MUY PESADA.

1 comentario:

Rafa dijo...

Ojalá todo sea mejor en el futuro...hay cosas, como el día de hoy, que alimentan la esperanza. Pero me temo que partimos de muy abajo... Será un camino muy largo.