lunes, 5 de marzo de 2018

Bellezas diferentes

Hace un tiempo escribí una entrada sobre las gordibuenas, las modelos curvy y, en general, el XXL que ha saltado a la pasarela.

Porque llevamos años hablando del mensaje tan negativo que se envía a las mujeres, adolescentes e incluso niñas desde el mundo de la moda. Tan simple como "delgada estarás guapa". Luego todo se adereza con rutinas de ejercicio, cremas anti edad para mujeres de 25, tratamientos carísimos para el cabello y peinados muy trabajados, bronceados en junio y otros tantos imposibles que hunden a más de una en:

1) Sentimientos de baja autoestima.
2) La falacia consumista de que cuanto más y más caro tienes mejor percepción de ti tendrán los demás.
3) Trastornos alimentarios, por supuesto. 

Hace tiempo reflexionaba también en casa con mi pareja sobre por qué esa baja autoestima, inseguridad y a menudo depresión en tantas mujeres a mi alrededor. Llegué a plantearme que tuviese algún tipo de explicación biológica (el ciclo menstrual no puede obviarse tampoco), pero acabé encontrando en las revistas de moda que antes devoraba ese yugo que somete a la mujer a unos cánones de belleza no sólo arbitrarios sino a menudo imposibles. Luego saltan por ahí los que llaman débiles a las mujeres por "dejarse encandilar" o por "creérselo todo", pero cabe resaltar que esto no ocurre porque un día en un aeropuerto decidas leer una revista de moda por primera vez en tu vida y de repente tu mundo se vuelva patas arriba. Esto ocurre porque el bombardeo comienza cuando le ponemos un lazo en la cabeza a una bebé sin pelo o vendemos trenzadores a una niña de tres años, cuando nos reímos de la niña que desarrolla demasiado pronto o de la adolescente con granos, cuando vamos de compras y las niñas no encuentran sujetadores o pantalones en los que se sientan bien porque el mensaje ya ha calado en ellas.

Pero es que no se trata sólo de lo que hay que ser, sino de lo que NO hay que ser.
Depilación, tintes, maquillaje para ocultar manchas y pecas, cremas para disimular estrías... Y el rechazo frontal a la vejez.
Como siempre, no significa que esté mal teñirse, depilarse o dar luz a una mirada con un eyeliner. Se trata de que una no se siente a gusto si no lo hace.

Igual que en la antigua Grecia existía el canon clásico de belleza, con sus medidas y sus normas, hoy nos enfrentamos a algo parecido. Porque mujeres más allá de la 38 suben a desfilar. ¿Pero se trata tan sólo de una cuestión de peso?

(que esto es como decir que no te gusta Ryan Reynolds porque es demasiado guapo de libro, ¡pero es verdad!)

Muchas mujeres quedan escondidas a los ojos del gran público. No se suelen mostrar mujeres velludas, tullidas, bajas, ancianas... Sigue ahí el estándar. Con más kilos, pero el mismo.

Por eso quería hoy homenajear a todas esas bellas que tienen hoy su sitio en el mundo de la moda. Que nos hacen ver que una persona no es in rasgo, sino toda ella. Y que está más que bien lucir con orgullo aquello que para unos es feo pero que para nosotros es parte de nuestra identidad. Y, sí, hay tantas bellezas como personas.


Se trata de una modelo de origen griego que llama la atención por sus cejas, muy pobladas, y su entrecejo. Mientras Cara Delevigne o Natalia Vodianova se quedan muy atrás en el camino, Hadjipanteli ha hecho de su entrecejo su seña de identidad y por eso es única. Me parece hasta un acto de valentía, desafiando a la corriente impuesta.


Se trata de una modelo negra que tiene vitíligo. El vitíligo es un síndrome por el cual las células de la piel van perdiendo poco a poco su pigmento, pero lo hacen por zonas así que el aspecto es el de una mancha. Las personas albinas y las personas con vitíligo son rechazadas en muchas sociedades por puro desconocimiento. Pero Desigual ha encontrado en Harlow la imagen perfecta para la marca y es un gusto verla en las marquesinas de la ciudad.




Dicen que "quien tuvo, retuvo", ¿no es cierto? Nos empeñamos en atrasar y esconder los signos de la vejez (la que menos con cremas, la que más con botox y liftings), pero la vejez es una etapa más de nuestro ciclo vital y no deberíamos esconderla ni deberíamos dejar que nos escondan. Por eso me parece estupendo que ahora haya modelos octogenarias en el mundo de la moda y no sólo anunciando pegamento para dentaduras o compresas para la incontinencia urinaria. Bellas jóvenes y bellas ancianas. Lo más curioso es que hasta esté en boga teñirse el pelo de gris (y que por otra lado se cuestione a quienes - mujeres - deciden dejar sus canas libres de tinte).



No son modelos, pero son diseñadoras de éxito con una dilatada carrera profesional y un punto personalísimo que me encanta. Más allá del carácter de sus creaciones, me llama la atención el carácter de su look. Se las ve seguras, fuertes. Sobre todo porque la madurez no tiene por qué ser sinónimo de elegancia y contención sino que debería ser el momento perfecto para dejar de pensar en el qué dirán. Porque la vida es para vivirla como uno la siente, sin dejarse llevar por imposiciones ajenas del tipo "qué no debes llevar a partir de los 30". Porque si es "ridículo" llevar minifalda según algunas revistas a partir de los 30, ¿qué hay de los 40, 50, 60, 70, 80...? ¿Se les permite a Rykiel y a Westwood por su profesión o por su éxito? El éxito es quererse, creo yo.



Y guardo un pequeño espacio para mencionar a Anna Cleveland, una modelo a la que hace un par de meses ni conocía pero, cuando la vi en la portada de una revista, en lo primero que pensé fue en los retratos de Modigliani. La obra de Modigliani siempre me había parecido exagerada por lo excesivamente sencilla e incluso caricaturizada, un imposible, un "veo esta modelo y dibujo otra cosa". Pero al ver a Cleveland me dije: "Es el arte hecho carne". Tampoco es una belleza del todo convencional, pero también es preciosa, como todas las anteriormente mencionadas.

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