Lleva años hablándose de que en el mundo de la moda el canon
de belleza, totalmente antirrealista, se basa en la extrema delgadez. De hecho,
incluso modelos anoréxicas, con enfermedades diagnosticadas y en muchos casos
sin necesidad de diagnóstico para que cualquiera sepa que padecen una
enfermedad, han desfilado en pasarela y han protagonizado campañas
publicitarias de gran alcance.
Suele argüirse que este tipo de imágenes impactan
enormemente a las chicas jóvenes y pueden llevarlas a padecer anorexia. Es
cierto que muchas chicas y mujeres viven con culpa, con baja autoestima… y que
lo que venden el mundo de la moda y las revistas “femeninas” no hace sino acentuar
todas esas inseguridades. Pero, al mismo tiempo, la anorexia no es un virus
“que se coge”; no cualquiera ve una persona huesuda en la pasarela y se ve
tentado a dejar de comer. Se trata de un trastorno alimentario bastante
complejo que de hecho tratan psicólogos especializados.
En 2006, la Pasarela Cibeles prohibió desfilar a aquellas
modelos que tuviesen un IMC menor de 18. Al parecer, según la OMS, el IMC
mínimo para considerarse “saludable” es de 18,5.
En abril de este año, en Gran Bretaña se prohibió un anuncio de Gucci por mostrar a una modelo “insalubremente delgada”.
Unos y otros se tiran los trastos a la cabeza cuando
discuten sobre este tema, que no deja de levantar ampollas.
Yo, en cambio, y aunque es cierto que en algún punto hay que
marcar el límite, no discuto tanto el problema de la delgadez como que creo que
la pasarela debería mostrar gente bonita y saludable. No ya por la lectura que
se dé a lo que se muestra, sino porque el modelaje es una profesión de belleza.
Por ello hay modelos de pasarela, modelos de cabello, modelos de manos… Una
modelo de manos o una modelo de crema hidratante para la cara, no tendrá quizá
un cuerpazo; ¿por qué habría de tenerlo?
Y, por ejemplo, ¿pondríamos el grito en el cielo porque las
modelos de “melenaza” no muestran todas las realidades? ¿Por qué no más pelos
cortos, más encrespados, con canas?
En fin, ¿queremos que la pasarela sea bonita o que enseñe
personas “reales”? De nuevo, me quedo con bonita.
Como apuntaba antes, para mí “bonita” no significa flaca o
gorda. Bonita no era Luisel Ramos, modelo uruguaya de 22 años que murió de una
parada cardiorrespiratoria después de un desfile (basta ver la foto y que te
digan que llevaba varios días sin comer antes de desfilar para comprender el
motivo del fallo). No al menos en su extrema delgadez.
Pero, en cambio, de algún modo parece que las chicas “flacas
por naturaleza”, chicas que usan una talla 34 o 36, que las hay, no sean
bonitas. Y, en cambio, empiezan a proliferar las pasarelas de “talla grande”,
de chicas “XXL”, etc. Creo que ambas, por arriba y por abajo, siempre que
tengan un aspecto saludable, pueden ser bonitas y podrían desfilar juntas. De
hecho, sería interesante que alguien se planteara colocar el mismo modelo a una
36 y a una 46, que caminasen juntas por la pasarela y que se hiciese ver a la
gente que en la diversidad y en lo sano también está lo bello. Porque parece
que ahora se quiera, en cierto modo, invertir el cliché y que las chicas
“reales” sean sólo las que más pesan.
Dentro de tantísimas bellezas de “talla grande” que hay en
los medios últimamente, ¿qué decir de Tess Holliday? (1,65 de altura y 120 kg) Obviamente,
no la voy a comparar con Isabelle Caro, pero no sé hasta qué punto es una
persona sana. Sí, quizá lo sea, igual que estoy defendiendo que hay mujeres muy
delgadas que no tienen ningún problema de salud ni son “feas” por tener un
aspecto algo más “extremo” que la norma. Pero sólo quiero que nos planteemos
por un momento por qué a unas se las echa de la pasarela y a otras se las
invita a entrar. ¿No tienen todas cabida? ¿Por qué se habla de un IMC mínimo
saludable y no se un IMC máximo saludable para las modelos de talla grande?
Sobre todo para no utilizar un doble rasero a la hora de poner los límites de
lo “admisible” y lo peligroso de lo “copiable”.
Y entonces, después de las modelos de talla grande, XXL,
curvy, etc., etc., etc… aparece el término gordibuena.
Para gordibuenas, Tara Lynn, Ashley Graham, Marquita Pring…
O la ideal Candice Huffine.
Pero, pensémoslo de nuevo: ¿qué es eso de gordibuena? ¿De
dónde ha salido esa definición y qué quieren vendernos? ¿Acaso que si tenemos
sobrepeso seguiremos estando buenas? ¿Qué si tenemos sobrepeso tendremos unas
curvas de infarto? En mi opinión, ninguna de estas afirmaciones es cierta.
En mi caso personal, por ejemplo, que soy de complexión
media tirando a delgada, con poco pecho y facilidad para acumular grasa en el
abdomen, el culo y las caderas (creo que bastante parecido a lo que le pasa a
la mayoría de mujeres a mi alrededor):
--- Adelgazar no me hace más guapa ni acentúa mi cintura,
sólo hace que mi cara se afile y se afile e incluso que me salgan ojeras. A lo
mejor mi cuerpo se ve más delgado y esbelto, más bonito según los cánones
“erróneos” de belleza de flaca = guapa, pero de cara nunca mejoro.
--- Engordar tampoco me hace más guapa ni me convierte en
una curvy de infarto: mi tripa engorda, mis caderas engordan y mi pecho no
termina de rellenar la copa que ya llevo, así que parezco una pera.
Es muy fácil decir que con “más kilos estás más guapa” o que
“a ellos les gusta tener donde agarrar”, como si por engordar ocho kilos de
repente fuese a tener un pecho grande y firme y una cintura marcada, con el
precioso cuerpo de reloj de arena que lucen muchas modelos. Y, luego, para que
te engañen también con Photoshop, con fajas o con los remedios de las que se
ponen corsé durante horas para afinar la cintura o se sujetan los pechos con
cinta aislante (o algo parecido).
Por no hablar (y vuelvo a mentar la maravillosa cara de
Candice Huffine) que muchas chicas con talla grande engordan y pierden esas
finas facciones o engordan también del cuello… Digamos que hay modelos que no
se corresponden con el funcionamiento mayoritario del cuerpo femenino.
Esto, en lo que respecta al mundo de las modelos.
En lo que respecta al mundo de las mortales comunes y
corrientes (y es que hay cierto error al hablar de mujeres “reales” porque
aquellas que tienen tipazo, y siempre que no lo sean Photoshop mediante,
también son reales), las gordibuenas se supone que también existen. Y digo, “se
supone” porque nos han intentado hacer colar que las gordibuenas y su homónimo
masculino, el fofisano (daddy body, ni siquiera se dice igual en su término
original), son lo mismo. Y no lo son, en absoluto.
Estos extractos de dos artículos que he encontrado en la red
lo explican a la perfección:
“Al final, el fofisano viene a perpetuar la desigualdad con la que se trata la imagen corporal de
hombres y mujeres, como explica el periodista de Time Bryan Moylan en un artículo, los
hombres pueden permitirse ser flojos, pero esperan que sus mujeres sí
hagan ejercicio.
Evidentemente, estamos a favor de los hombres con
barriga, en el sentido de que TODO EL MUNDO, debe sentirse bien con su
cuerpo y no tenemos que sucumbir a los cánones estéticos que nos impone la
sociedad. Que estás gorda y te encantas, genial. Que estás intentando adelgazar
con cabeza, perfecto. Que pasas de dietas, pues chachi. Que te gustan los tíos
con barriga, súper. Que te ponen las tías con lorzas, olé tú. Que pasas
del gym, maravilloso. Pero esto debe ser aplicado tanto a hombres como a
mujeres. Fofisanos y fofisanas,
gordibuenos y gordibuenas, gordos y flacos y los del cuerpo ‘normcore’. Todos
molamos y todos tenemos derecho a querernos y molarnos. Creo que no
hace falta aclararlo, pero ya sabemos que algunos entienden lo que quieren.
Así que, ¿por qué
ellos si tienen el sano en su nuevo ‘apodo’? ¿Por qué a una mujer se le
cuestiona más cuando no quiere someterse a los cánones de delgadez?”
Y por otro lado, esto, con lo que estoy aún más de acuerdo
porque no habla de delgadez, sino de esbeltez, firmeza, esfuerzo tras un cuerpo
diez, ya sea de talla grande o de talla pequeña:
“(…) han entrado en escena dos nuevas figuras con exigencias
estéticas mucho más relajadas: el fofisano (masculino),
del que ya mucho se ha hablado, y la gordibuena (femenino) que ahora aparece. ¿Significa que por
fin se admiten los michelines? ¿Que la celulitis ya está absuelta? No parece
que para las mujeres suponga el fin de la tiranía.
Y en estas aparecen las gordibuenas reivindicando la sensualidad de las curvas.
¿Aplaudimos? Porque podríamos pensar que son el equivalente femenino de estos
nuevos ídolos. Pues no, porque no se trata de mujeres con flacidez, michelines
o gordas a secas, sino de las que tienen las carnes bien puestas y bien
prietas.”
En el mundo del videoclip, que de momento parece que recibe
menos críticas abiertas de las que reciben la pasarela (delgadez) o los
videojuegos (hipersexualización femenina), es muy común encontrar a chicas
jóvenes y “tías buenas” de todo tipo (entendiéndose por ello delgadas o tipazos
de esos tonificados a fuerza de entrenador personal). No tanto encontrar a
chicas de talla grande. Porque éstas, de haberlas, desde luego que no aparecían
realizando sus coreografías en ropa interior ni rodeadas de un ambiente sexy en
el que eran adoradas. Para ejemplo, Ariana Grande vs. Adele.
Pero, por fin, he descubierto el clip de Elle King, con su “Ex’s
and oh’s”. No sólo tiene un cuerpo distinto, sino que no me parece que sea
insano. Se pinta, se viste guapa, no necesita mostrarse en sujetador (parece
que ir ligera de ropa te hiciera cantar mejor… pero en la ducha vamos
desnuditas y las que desafinamos desafinamos igual) ¡y se rodea de un séquito
de tíos que la alaban y que le hacen el juego de hombres florero! Divertido,
fresco y al mismo tiempo, creo yo, reivindicativo. Algún chico aparece que se
sale del cuerpo perfecto a lo Chris Hemsworth, pero lo que está claro es que
todos le bailan el agua y es ella la que corta el bacalao. ¡Y eso es lo que
mola!

Yo no sé cuál es la solución. Qué debería mostrarse porque,
¡es tan subjetivo! Pero lo que está claro es que están cambiando algo las cosas
en el sentido de que lo insano ha de salir de las pasarelas, pero se nos meten
otros cánones de belleza por los ojos que siguen sin ser sanos del todo, se nos
dice que podemos estar “buenas” siendo “gordas” cuando no es verdad, e
infinidad de mentiras más que siguen haciéndonos sentir inseguras. En nuestro
cuerpo de gordas o en nuestro cuerpo de flacas. Por exceso de pecho o por falta
del mismo. Por ser demasiado altas o por ser demasiados bajas. Cuando mujeres
reales somos todas.

Para otro día, reflexiones sobre la belleza de las
embarazadas o la necesidad de que ellas y “gordas” se escondan bajo caftanes y
capas, para que no se note que su cuerpo no tiene la cintura ideal. Para muestra,
las maravillosas y bellas personas Chrissy Teigen y Melissa McCarthy (a esta última, los grandes nombres de la moda no la han querido vestir para que sus modelitos no se viesen "mal"...).